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AEGC denuncia que, un año más, los guardias civiles afrontan el frio sin tener ropa adaptada para climatologías adversas

Madrid 15 de diciembre de 2022


AEGC ha solicitado en repetidas ocasiones y en diferentes escenarios (Comisión de Riesgos Laborales -hace tan solo unas semanas la última vez, Jefes de Comandancia..) prendas específicas de climatología adversa para las unidades que prestan servicio en demarcaciones que superan los 1.000 metros de altitud. Sin que se tengan, hasta la fecha, en consideración nuestras quejas y sin que acertemos a entender porque unidades específicas de montaña si tienen de dotación prendas adecuadas y los guardias destinados en municipios en altitud no.


Los guardias civiles prestamos servicio en todo el territorio nacional, desde Canarias hasta los Pirineos y para dar el servicio que requieren los ciudadanos en calle se nos dota de la misma equipación en todo el territorio nacional. A nadie se le puede escapar, por pura lógica, que no se puede dotar de las mismas prendas en un lugar con temperaturas bajo cero que en otro con otoños e inviernos suaves. Una lógica que parece no llega hasta la cúpula de la Guardia Civil, a pesar de nuestras reclamaciones. Por ello desde AEGC volvemos a trasladar que los agentes que realizan servicios en una demarcación a más de 1.000 metros de altitud necesitan unas prendas adecuadas para el medio.


Estos días podemos ver ante el temporal de agua, nieve y frio, que están dejando aislados nuestros pueblos, a guardias civiles socorriendo a los ciudadanos sin una prenda impermeable, abrigada y sin capuchas para la lluvia. La solución que encuentran nuestros compañeros es forrarse con capas como cebollas con las prendas que se nos facilitan, en muchos casos incompatibles entre sí porque la que protege algo del frio no es impermeable y al revés, si impide que te mojes no abriga. Si a todas estas capas que tenemos que ponernos, que la administración afirma es suficiente para combatir las inclemencias meteorológicas adversas, le sumamos el chaleco y el cinturón, con todos los utensilios necesarios para salir de servicio, hace que realizar nuestro trabajo sea un milagro porque no podemos movernos ni para poner unas simples cadenas.


El racaneo en las prendas de abrigo de los guardias llega hasta los mismo guantes de dotación, de forro polar, material que a la media hora de servicio en días de nieve o lluvia está empapado. De la misma manera la prenda de dotación para la cabeza es una gorra con visera, muy útil para los días de sol, pero totalmente inservible en estos días fríos que hacen que las orejas nos queden a la intemperie con temperaturas bajo cero.


Si a todas estas deficiencias o falta de material se le suma que en muchas ocasiones los servicios son en la vía pública durante 8 horas o más, pues hace que los guardias civiles lleguen a sus casas en condiciones indignas para cualquier trabajador, cosa que no parece tenerse en consideración por ninguna unidad de riesgos laborales del Cuerpo. Unidad que también parece ignorar que por nuestro modelo de jornada a turnos hace que muchas noches volvamos al tajo con la ropa de la mañana sin secar.
Pero si alguien piensa que la Guardia Civil no puede superarse en su deficiente gestión está confundido porque a fecha de hoy los más de 1900 agentes que salieron en junio de las academias siguen esperando que se les dote de lo que la Institución considera prendas de abrigo común para manos y cuello y tampoco se nos informa si se entregaran en algún momento. Lo que supone un grave problema para estos agentes ya que por la normativa tan restrictiva que tiene la Guardia Civil se les hace imposible el uso de prendas particulares ya que se podrían enfrentar a una falta disciplinaria.

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